lunes, 28 de junio de 2010

La nueva estrategia de los fabricantes de golosinas

Los fármacos son parte de nuestras vidas y por ser (o haberse convertido) en productos esenciales, originaron una industria paralela. Una industria que si bien es controlada por el gobierno, constituye oligopolios poderosos de los que nadie habla. Pero no es la empresa de los medicamentos el asunto de este post, sino el de las golosinas.

En los últimos cinco años ha aparecido una tendencia de asociación del marketing de los medicamentos con el de las golosinas para niños. Ambos productos rescatan dos lexemas* : felicidad y salud (entendida como el estado de equilibrio y bienestar psíquico, físico, emotivo y social...si alguno de ustedes tiene salud completa llame a los medios urgente, porque es el único señor). En función de estos conceptos, cada industria trabaja semas* de forma también análoga, veamos ejemplos:

-Usted consume medicamentos para mejorar su estado emocional o físico o ambos.

-Usted consume golosinas para mejorar su estado emocional o por necesidad alimenticia o ambos.

Así notamos que en las dos circunstancias se comparte un mismo fin "mejorar el estado emocional". Por eso, a partir de este enfoque se trabaja con un segundo enfoque relacionado con el sentido común. "Las golosinas hacen mal, por eso debemos cuidar los excesos", seguramente todos durante nuestra niñez escuchamos una frase similar a esta. Como toda idea arraigada en lo social y cultural cuesta modificarse. Entonces, los genios del marketing han ideado una estrategia para equiparar el segundo fin que los dos productos no comparten:

(Hipótesis de variables no profundizadas: Ideas sociales)

-Los medicamentos: mejoran o recuperan la salud, en excesos generan desastres

-Las golosinas: no mejoran la salud, en excesos generan desastres

La estrategia es y está siendo asimilar las golosinas a los medicamentos. El objetivo es tomar una característica de un producto y convertirlo a otro producto por apariencia en aquel.

¿Cómo lograrlo?

Bueno existen muchas formas, pero en la que profundizaré es en la de los envoltorios de golosinas. La aparición de pastillitas dulces no es algo nuevo, tampoco los chicles; pero lo que antes se presentaban en bolsas de plástico o envoltorios de papel hoy se compra en blisters y cajitas. Algunos ejemplos representativos, a continuación:




Ahora ustedes podrán hacerse algunas de las siguientes preguntas:

-¿Acaso el cambio de envoltorios no es por los avances en normas de seguridad e higiene o para abaratar costos o para proteger el producto por mas tiempo?

Rta. Es probable, ninguna medida se toma aislada, aunque no debemos olvidar que el principal fin sigue siendo vender. Si ese objetivo va o no acompañado de alguna de estas otras hipótesis es como complemento a potenciar el mercado y no viscerversa.

-Entonces ¿ No deberíamos consumir más golosinas?

Rta. Para nada, soy una de las primeras en ir al kiosco una vez a la semana a comprar cosas dulces. Es un análisis que expone el trabajo de marketing y publicidad con el de la semiosis cognitiva.


Entonces vender golosinas sí o sí es el propósito de los fabricantes; el mío es procurar comprender cómo quieren vendernos y cuáles son sus estrategias o por lo menos lo intento.



Referencias

(*) Palabras con sentido completo.

(*) En la semántica linguística es una parte de significado en el análisis componencial de la palabra. Son aquellas características que nos permiten en la realidad saber que un objeto es tal cosa (con un concepto) y no otra.

martes, 22 de junio de 2010

Trabajar en o para tal empresa

¿Vos trabajás en tal empresa? o ¿Trabajás para tal empresa?

Simples preguntas que pueden parecer idénticas y redundantes. Sin embargo, existe una diferencia semántica y semiótica muy importante entre ambas.

Las palabras claves que marcan el contraste son las preposiciones EN y Para respectivamente. La primera indica posición, ya sea temporal, espacial o proceso. Mientras que la segunda, indica fin o intención. Seguramente en algún momento del paso de sus vidas por la educación formal conocieron estos conceptos. Pero nuestra realidad demuestra que a veces los reglas gramaticales no se aplican a la perfección en la vida cotidiana.

Por ejemplo, si una persona explica que trabaja EN tal empresa, implícitamente nos está

indicando que asiste a ese lugar y que su única relación con el empleador es de asistencia. Es decir que inconscientemente la persona sól

o mantiene un vínculo comercial y se desliga del valor afectivo o social que podría adquirir por trabajar allí.

Por otro lado, la preposición PARA implicaría un fin o propósito; el sujeto no sólo trabaja allí sino que lo hace sientiendose parte del proceso. Quizás, si algún marxista caminara justo cuando estoy escribiendo este post, diría que en el primer caso el sujeto es producto del capitalismo y vive alienado de lo que produc

e; mientras que el segundo sujeto es cooperativo con el sistema.

Está claro que cuando algún meterete pregunta “¿Trabajás?” ; ninguno de nosotros se pone a pensar antes de contestar que preposición usar. Es parte de nuestro inconsciente, pero sin lugar a dudas nuestras palabras a veces dicen más de lo que imaginamos. Son el claro reflejo de nuestros sentimientos

e ideas, incluso cuando intentamos ocultar que trabajar en tal o cual lugar es un asco.

Aunque al final de este post, no deberíamos ser hipócritas porque no importan tanto trabajar en o para tal, sino TRABAJAR por más que sea un asco el lugar.

jueves, 3 de junio de 2010

Teta, micro y niños

Si se considera que uno viaja aproximadamente 3 horas, 15 minutos por día, 4 veces a la semana no se puede decir que uno no este acostumbrado a viajar en micro. El punto es que se puede soportar la gorda que te empuja hasta verte caer, los olores ajenos (culo, chivo, mugre, ajo... de todo), el tipo que no quiere cerrar la ventanilla, los chicos de la secundaria gritando desde una punta a la otra o incluso el mal humor del chofer; pero hay algo que no puedo soportar. Ese "algo" se llama nena de 4 años parada chupándole la teta a la madre (aclaro que la teta tenía como una extensión de 20 centrímetros de largo de lo estirada que la tenía) mientras el micro estaba en movimiento. Y mucho menos, tolerar a una nena de 6 años cantando a los gritos canciones evangélicas en mi oído.

Quizás sea bastante intolerante, pero convengamos que entre la teta, los niños y los evangelistas se pusieron de acuerdo para decidirme a agarrar el auto SI O SI.

Fffuuuu...necesitaba decirlo, para poder seguir viendo The Big Band Theory tranquila.