jueves, 25 de marzo de 2010

El señor de la calle San Martín


Cuando era chiquita (ponele 4 años) le pregunté a mi mamá, quiénes eran esos hombres que dormían en las calles, no trabajaban y siempre estaban sucios. Entonces me contestó que eran policías que estaban en las calles para observar el comportamiento de los niños caprichosos. Supongo que en ese momento fue una rápida respuesta para una niñita que quería todo lo que se le ocurría y lo quería ya (no he cambiado mucho :P). Aunque en la actualidad se que no cumplen tal función y que son víctimas del sistema económico, creo que existe uno de ellos que nos ha estado engañando. Quizás suene paranoico pero es un caballero que habita hace aproximadamente 2 años las calles mendocinas, para ser exactos sobre calle San Martín de Ciudad frente a un reconocido local de zapatillas.

Obviamente como pasó por ahí una vez al día seguro lo he visto dormir, caminar, comer pero nunca hablar. Dicho personaje parecía ser uno más en la lista de vagabundos, pero hace días que lo observo con atención. ¿Por qué? Bueno les paso a contar, el lunes lo encontré leyendo un libro de historia. El martes uno de física y el jueves un texto sobre anatomía humana. Mientras que iba leyendo se tomaba su tiempo para mirar las vidrieras de los locales frente a él. La sensación que brinda es de alejamiento, como si no supiera que está allí o simplemente decidió ignorarnos por completo.

En mi imaginación que aún guarda su cuota de niña, creo que ese sujeto es en realidad un científico. Quiero creer que está allí inventando el nuevo paradigma científico o que nos está observando para publicar su investigación en un libro. Deseo pensar y lo hago, que ha decidido vivir como vagabundo para saber lo que se siente o como parte de su estudio.

La realidad no es algo que me asuste o de la que necesite escapar con estupideces, pero hoy me acerqué a él y le dejé uno de mis tantos libros de historia. No le dije nada, sólo se lo entregué… me miró y me dijo “lo estaba esperando”.

¿Qué pasó? Jamás lo sabré, tampoco quiero descubrirlo me fascina imaginarme que es el portador de un nuevo saber que todos ignoramos y que romperá con todos los esquemas posibles. Lo imagino así, aunque sólo sea un vagabundo más.

Sólo un ratito...

Marzo es un momento de reflexión, lo es desde que tengo 12 años. Por lo general me vuelvo excesivamente analítica e intento plantearme todas esas incógnitas que arrastro desde hace años.


Como escritora abandónica de este blog, no prometo quedarme para siempre sólo escribir hasta que lo desee como una forma de despejar algunas cosilla de mi cerebro.